Consulta de Psicología
Hace unos días, me sentía melancólica y aproveche un rato libre para mirar los álbumes de fotos de mi querida hija Claudia. Era tan pequeñita cuando nació! En todas las instantáneas aparece una niña sonriente, alegre, bonita y feliz. Tengo las fotos por años para poder apreciar toda su evolución como persona y acaba en los 12 años... ¿Cómo es posible que ya no tenga más? La respuesta está en la pre y adolescencia. Hace ya mucho tiempo que no quiere hacerse fotos con nosotros. Ahora tiene 16 años y ya es "mayor", dice ella. ¿Os suena todo esto?. Solo he puesto un ejemplo para introducirme en un tema que lo considero importante y para lo que a veces llega tan de repente, que nos sentimos desbordados: La adolescencia de nuestros hijos. Hay quien piensa que es una de las etapas más difíciles que le ha tocado vivir, pero para otros no pasa nada. También se habla de un conflicto continuo en la unidad familiar y otros simplemente no se dan cuenta de dichos cambios. Pero la realidad es que la adolescencia es un proceso que se da en todos los niños y a las familias nos toca saber adaptarnos a la inestabilidad emocional que padecen la mayoría. Una idea tiene que estar muy clara en todos los padres y madres: no tenemos que convertirnos en amigos o colegas de nuestros hijos. Simplemente tenemos que estar ahí, apoyando y manteniendonos firmes en los límites tan necesarios que ellos mismos nos piden. Somos el muro de contención que no pueden traspasar, el resto..... simples negociaciones. La observación y la comunicación son básicas para entender ciertos comportamientos. Un estilo educativo demasiado permisivo o demasiado autoritario no acompaña de una manera saludable en esta etapa. Seamos conscientes de que el diálogo democrático les va a ayudar a tener un pensamiento más crítico y a saber asumir las consecuencias de sus actuaciones. Entrenad el refuerzo positivo, alabad lo que hace bien vuestro hijo aunque lo malo lo supere con creces. En esta etapa buscan la aprobación de los iguales pero si hay una valoración por parte de sus figuras referentes, nosotros, los padres, tal vez la inseguridad tan propia de la adolescencia, se vaya minimizando.
Disfruta de tu hijo adolescente porque el/ella también puede aportarnos valores y sentimientos desconocidos para nosotros. Piensa que es una etapa, fácil o difícil, pero una etapa. Si los cimientos de una casa son sólidos, tranquilos, no se caerá.